
A falta de pocas horas para un encuentro envenenado como es el Madrid-Olimpiakos a uno le vienen recuerdos de otras épocas donde el Madrid de baloncesto infundía respeto y tenía el cartel de grande de Europa Que ha quedado de aquéllo?.
El 3 de diciembre de 1989, parte del orgullo y de la garra madridista se quedo en la M-30 un domingo a eso de la tres de la tarde. Por aquellas épocas un servidor estaba en el infantil de Maristas de Sants, entrenar en la mítica pista de la calle Olzinelles, cacaolat caliente en la granja stick y la tertulia deportiva de rigor con el hermano Rabassa eran cosas diarias que han quedado en el recuerdo. Por aquella fechas el debate estaba servido, Drazen? Epi? Norris? Fernando? yo por supuesto era de Martín. Eran épocas donde jugábamos contra el barça de tú a tú, eramos respetados y como seguidor estabas orgulloso, hoy en fin..... todo ha cambiado y mucho.
Después de aquel sábado 2 de diciembre del 1989 donde seguramente jugamos contra Alisos, Claret, JAC sants, Sant Medir o uno de tanto equipos colegiales de la ciudad a uno le quedaba la tarde para acabar de hacer los deberes y disfrutar de la retransmisiones de baloncesto por televisión. Domingo 3/12/1989 Partido Madrid - Cai. TVE-Noticia un jugador del Real Madrid ha tenido un accidente de coche y está en estado crítico, pongo la radio y J.M García a eso de la 6 de la tarde comenta que Fernando Martín ha fallecido.
Parte de todo lo que pedimos hoy en día los seguidores del Madrid se quedó aquel día, aquella tarde, con aquel Lancia Thema, en el asfalto madrileño.
Son 21 años sin Fernando y el Madrid ha cambiado tanto que ni él mismo lo reconocería. Por cierto Fernando también salió del entorno Marista (San José del Parque de Madrid).
Os dejo un gran relato de Ramon Trecet en el que relata como conoció por primera vez a Fernando y la posterior evolución deportiva que realizó tanto en el Estu, Madrid y NBA.
Sacado de Blog de Ramón Trecet. www.marca.com/blogs/13t
Magariños, entrabas y a la derecha estaba el bar, con unos bocadillos de salchichón tres estrellas Michelín y cervecita. Luego te ibas a la izquierda, asientos frente a la mesa, hacia la canasta de entrada a vestuarios. Le quitabas la miga al pan, saludabas a los clásicos, un grupo impenitente de seguidores del Estu y del baloncesto. Mar que jugaba en el Creff, los de la D, que entonces se ponían en el primer piso... Era más o menos Febrero del 79, la ACB no existía. Partido contra un equipo catalán, sábado, más o menos las 8 de la tarde, la cosa se decide en el comienzo del segundo tiempo, cambios en los pivots en los minutos de la basura, sale del campo Patas Beltrán, o Pello Cambronero... Entra un chaval larguirucho todo piernas... Uno de los del grupo, dice textualmente: "mirar a este chico que se está saliendo en el junior. Se llama Fernando Martín". Me fijé. Camiseta por fuera muy corta, las dos manos hacia el frente cuando corría, zancada muy larga, timidez extrema, proyecto de cuerpo, luego me enteré que tenía 17 años... Ese fue mi primer contacto con Fernando Martín. Y Martín Tello me dijo que medía 1.98
Aito era el entrenador de la selección nacional juvenil y se lo lleva a un europeo... que se juega en Damasco, capital de Siria. Plantean juego libre en ataque y en defensa, "zona 2-1-2". Martín se acerca a Aito y le dice, "oye, ¿qué es eso de 2-1-2?"
Fernando jugaba a todo en el colegio, pero principalmente balonmano, lo que pasa es que con 1.98 para 17 años, la gente del basket se lo rifaba, de ahí el salto a la selección juvenil sin conocer todavía el juego a fondo.
El año siguiente fue el comienzo de la leyenda. Físicamente ensanchó, un portento de la naturaleza. Técnicamente no he visto a nadie como él, transformarse partido a partido en un huracán que saltaba todas las barreras. Se puso en 2.02, que entonces era la pera, empezó a jugar de cinco, aunque podía hacerlo de cuatro. Disputaba el rebote con una convicción y una garra, potencia física... "Pero si es un crío, ¿cómo puede hacer eso", se preguntaba todo el mundo. Pues lo hacía. La gente iba a verle a Magariños transfigurada, Chus Codina le explicaba algo y se quedaba parado a la mitad porque Fernando le había captado en segundos. la mirada directa, concentrada, aquella mandíbula cuasi Kirk Douglas... Emanaba un carisma excepcional. Guapo, fuerte, seguro, entregado hasta la extenuación, líder absoluto del equipo desde el minuto 1 de la temporada... El quinteto se lo sabía todo Madrid de carrerilla: Vicente, Sapo, Del Corral, Slab Jones, Fernando Martín. Quedaron subcampeones de liga y al año siguiente ya estaba jugando en el Madrid.Tardó veinte segundos en meterse en el bolsillo a los Iturriaga y compañía y convertirse en el dueño de sus almas. Había un fuego interior allí dentro al que nadie podía acceder, un inconformismo... Ganar era lo más normal y por lo tanto lo recibía con tranquilidad, frialdad casi. Perder no estaba en los libros y por eso, lo mejor que le pudo pasar a la atormentada alma baloncestista de Fernando, fue que llegase Norris. Eran casi diez kilos más de músculo, unos fundamentos extraordinarios... Era tan bueno que solo una lesión de rodilla le habia impedido triunfar en los Trailblazers... Qué ironías, ¿no? Los Trailblazers, el equipo al que luego iría Fernando...
Uno miraba los números, el peso, la estatura, la estampa de aquel Apolo llamado Norris y luego los de aquel Aquiles llamado Fernando Martín y parecía que no había nada que hacer. Norris era demasiado potente. Lo que pasa es que el enfrentamiento no se planteó en esos términos nunca. Norris creyó que era deportivo y contra un jugador de baloncesto y se equivocó. El enfrentamiento era por la supervivencia física y Fernando estaba dispuesto a morir. Así, sencillamente. A dejarse la piel en el intento. Así, por primera vez tuvimos la oportunidad de entrever ese lado oscuro de Fernando, sus demonios interiores, su nula capacidad para admitir derrota como opción. Creo firmemente que sólo una persona entendió la muy compleja vida interior de Fernando Martín y esa persona fue su madre, Carmela.
Sin Fernando Martín, Norris no sería la leyenda que es en el baloncesto español y sin Norris, Fernando no habría crecido tanto como para plantearse ir a la NBA. Fijaros, Fernando hace legendario a otro jugador, simplemente por el hecho de enfrentarse a él. Enfrentarse en el sentido más directo del término.
Aquiles no conoce la derrota, es invencible, pero tiene un problema. El talón. Fernando llega a Los Angeles '84 con aquella selección irrepetible de la que es dueño absoluto. El seleccionador Diaz-Miguel, hace tiempo que sabe que a Fernando le tiene que tratar como a un igual, claro. Fernando contempla el panorama del baloncesto USA y se da cuenta de que tiene un objetivo. Escalar aquel muro. El Mundial de España del 86 le pilla ya con la cabeza en lo otro. En términos estrictos, la cosa sucede así:
Al Menéndez, manager general de los New Jersey Nets, busca un buen sustituto para su ala-pivot estrella, Buck Williams y elige en el draft a Fernando. Luego permuta los derechos de Fernando a Portland y allí que se va Fernando, a Portland, Oregón, segunda ciudad donde más llueve de todo EEUU tras Seattle, en el vértice de la confluencia de dos ríos gigantescos, el Willamette y el Columbia, con el baloncesto como deporte estrella en la ciudad, campeones en el 76 con un pivot llamado Bill Walton, con su pelo largo y cinta, un hippy total. De aquel equipo no queda nada diez años despues y además hay un entrenador nuevo llamado Mike Schuler, que le va a hacer la vida muuuyyyy difícil a Fernando. Schuler tiene que combatir la muy alargada sombra de su antecesor, Jack Ramsay y por tanto no está dispuesto a jugársela con ningún novato. Por su parte Fernando tiene que enfrentarse a tres situaciones complejísimas:
1) Su físico, no es suficiente para las posiciones de dentro y le quieren hacer jugar de tres, de cara a la canasta. Fernando no ha jugado de cara en la vida. Anímicamente tiene que hacer frente además al hecho de que su principal herramienta al servicio de su mentalidad, su capacidad física, no es nada del otro mundo en el muy poderoso mundo de la NBA.
2) Fernando no ha tirado de media distancia nunca. No puede jugar de tres.
3) Fernando está solo en Portland. Pero está solo física y espiritualmente. Nadie entiende su juego, su filosofía. Tienen prejuicios y consideran que al no haber estado en una universidad americana, es imposible que entienda el juego, su juego, el juego que inventaron ellos.
Llegan partidos de Fernando a tve y me llaman para verlos y comentarlos. Es dos años antes de que surja "Cerca de las estrellas", así que aquí, lo que hace Fernando allí transcurre en el más completo de los anonimatos. No he sufrido tanto, nunca. Fernando es un tigre enjaulado cuyo lenguaje corporal en los escasos minutos que sale es de un desprecio absoluto hacia el ambiente, los entrenadores... Se puede contemplar su expresión seria, casi respetuosa en contraste con posturas de cuerpo y brazos que lanzan un mensaje claro, rotundo: "que te den, que te den, QUE TE DEN".
El siguiente momento de contacto intenso que tengo con Fernando transcurre en el tiempo de su vuelta y reincorporación al Real Madrid. Son larguísimas conversaciones telefónicas con él y con su hermano Antonio, a la sazón en la Universidad de Pepperdine. Fernando quiere hablar con alguien que conozca cómo funciona aquello. Veréis, Fernando está en una situación terrible. Ha vuelto cambiado, muy cambiado. Desprecia lo que han hecho con él en la NBA, pero al mismo tiempo ha visto como funcionan algunas cosas y de vuelta a Madrid se da cuenta de que aquí todo está muy atrasado. Está en mitad de un puente entre lo que puede ser y lo que no ha sido. Su inquietud interna es grande, muy grande. Creo que incluso podemos hablar de dolor, más que de inquietud. Hay una parte de él que no está aquí. Como si una parte de su cabeza no hubiese vuelto a Madrid. Por un lado, es como uno de esos prisioneros de guerra que despues de años vuelven a casa y sus familiares más cercanos no les reconocen, al tiempo que constatan lo poco que el de ahora tiene que ver con el que se fué. Por otro, cada vez usa más un término, "Tú no entiendes", referido a como es la realidad del mundo del deporte superprofesional que se ha encontrado allí. No conseguí nunca que se acercase a "Cerca de las estrellas". Hablaba conmigo por teléfono, pero nada de venir al programa.
Kolonaki, Atenas, quedan unas horas para que el Madrid y Snaidero de Caserta jueguen la final de la Recopa. Terraza de cafetería, me estoy tomando un cafelito con Carmela, la madre de Fernando. Siguiendo una tradición implantada por Saporta, el Real Madrid ha trasladado a Atenas a todos los familiares de los jugadores. Carmela me tiene afecto porque "siempre has tratado a Fernando como a un ser humano adulto". Me cuenta que su hijo está permanentemente insatisfecho, como si el baloncesto se le hubiese quedado pequeño, "pero no se nota dentro de la cancha... Dentro de la cancha sigue siendo Sansón..." y yo"Sansón, no, Carmela, Aquiles". Difícilmente olvidaré aquella conversación. Podíamos perder a Fernando... Era el terror vacui total. El baloncesto español no podía... Fue el día de los 65 puntos de Drazen. Snaidero con Gentile, Exposito, Del Agnello, un tal Oscar S. Becerra... Fernando con un espadadrapo cubriendole la zona entre el pulgar y la mano derecha, con la mano tan mal que si hubiese sido otro partido no hubiese jugado... No estuve en el viaje de vuelta porque tenia rugby en Francia y allí que me fui, pero nada más llegar a París me llamaron y contaron.
3 de Diciembre, 1989.- Cuatro de la tarde. Suena el teléfono de mi casa. Es Maria Antonia Martinez que está trabajando en la redacción del pirulí. Me dice que ha habido un accidente y que Fernando ha muerto. A quinientos metros del Pirulí, en la confluencia de la nacional 2 con la M-30.- Me pongo a llorar. Hablo con Paco Torres, director de Gigantes. Me voy corriendo a la tele. De paso, recuerdo que el Madrid va a jugar... Iba a jugar en el palacio de deportes que está a doscientos metros del pirulí...
Veinte años despues, seguimos sin entenderlo. Tan grande, la figura de Fernando... Tenía solo 27 años y parecía que lo habia visto todo, vivido todo. Empezando hoy y siguiendo mañana, leeréis docenas de cosas, veréis, oiréis y sin embargo es tan difícil explicar...
Nadie ha vuelto a llevar el número 10 en el Real Madrid.
Es natural, nadie será nunca como Fernando Martín. Viéndole jugar, el baloncesto no era sólo un partido. Era la intensidad. Era la INTENSIDAD. Los mensajes te llegaban directos, sobrios. "Oye, que yo no juego a esto para entretenerte o divertirte. Yo juego a esto porque me juego en esto. Y me lo juego todo" Ver a Fernando Martin era peligroso, corrías el peligro de ser absorbido por la intensidad, la dedicación, la pasión...
