
Dentro de muchos años, una generación de aficionados del Real Madrid todavía recordará los malos momentos que le hizo pasar en su día Juan Carlos Navarro . Y, a pesar de que se trata del gran icono del eterno rival, lo hará con cariño, ya que el respeto por el talento de un deportista no entiende de colores. Ronaldinho lo comprobó hace unos años en el estadio Santiago Bernabéu y el propio Navarro lo vivió ayer cuando el Palacio de los Deportes de la Comunidad le tributó una sonora ovación al ser cambiado por Xavi Pascual en el último minuto del partido.
“¡Qué bueno es! Pero podría guardarse alguna de sus exhibiciones para los partidos ante otro rival”, seguro que pensaron muchos de los aficionados blancos mientras aplaudían al escolta azulgrana. Y es que Navarro es la auténtica 'bestia negra' del Real Madrid en los últimos años, en los que ha firmado numerosas actuaciones de enorme mérito ante los blancos. Sin ir más lejos, en el último título de Copa logrado por el Barça en 2007 tuvieron mucho que ver los 14 puntos que anotó en la final contra el equipo blanco.
Pero hay muchos más ejemplos. El año anterior, en los cuartos de final de Liga ACB Navarro se fue hasta los 27 puntos contra el eterno rival, y en el 2003 llegó a los 28 y a los 30. También en la Copa de 2004 el de Sant Feliu estuvo brillante contra los blancos, firmando 24 puntos que fueron decisivos para que el Barça eliminara a su rival en cuartos de final (80-79).
Ayer Navarro siguió haciendo historia. La Bomba, con sus seis triples de ocho intentos, igualó el cuarto mejor registro de siempre en un partido de Copa. El tercero también es suyo desde la edición 2004 (6/7) y el mejor está en poder de Epi (7/10 en 1987), ayer presente como espectador en las gradas del Palacio de la Comunidad.
I encara hi ha més...
Después de un cúmulo de heroicidades, Navarro, su muñeca y un Barça espectacular terminó venciendo al Real Madrid por agotamiento. El bulldozer blaugrana se llevó los cuartos de final, y quién sabe si la aparente indestructibilidad del Real Madrid. Y es que en el equipo blanco se vivió una fisura que antes era de juego y ahora parece de actitud: la de los jugadores antiguos y los nuevos.
Quinton Hosley le tiró el chicle a Joan Plaza cuando fue cambiado. Eso lo vimos todos, y a simple vista parece complicado pensar que no fue aposta. El jugador, eso sí, lo niega: "Quería tirarlo por encima y le dio. No era mi intención", dice. Parece sincero. No hay por qué no creer sus palabras, aunque ese chicle es sintomático de lo que le ocurrió a este Real Madrid contra el Regal Barcelona.